Lo que traigo hoy es una de mis sitcoms favoritas; New Girl. La creadora de esta serie de Fox es Elizabeth Meriwether y la protagonista es la talentosa, carismática, destornillante y entregada Zooey Deschanel. La respuesta es; sí, estoy muy enamorada de ella, pero si veis la serie me entenderéis. Ya era genial en 500 days of summer, junto a Joseph Gordon-Levitt (otro que tal baila), pero en este show se luce de verdad. Basta de halagos, voy a explicaros el argumento.
Jess (Deschanel) es una inocente, infantil y poco convencional profesora de primaria que, tras enterarse de que su novio le es infiel, decide mudarse. El destino la lleva a compartir apartamento con tres tipos que están tan mal de la cabeza como ella: Schmidt (Max Greenfield), un metrosexual y pijo judío que está obsesionado con el sexo, la limpieza y el orden; Nick (Jake Johnson), un malhumorado camarero que nunca terminó su carrera de derecho ni su novela sobre zombies y está amargado los 365 días del año; y Winston (Lamorne Morris), un divertidísimo ex deportista que, después de pasar dos años el Letonia, ha vuelto a América para hacer algo con su vida. A toda esta mezcla explosiva, le tenemos que añadir a la guapísima Cece (Hannah Simone), modelo y mejor amiga de Jess desde la infancia, también con un carácter muy interesante.
La serie se estrenó en 2011 en Estados Unidos y ya va por su segunda temporada (personalmente muchísimo mejor que la primera, si es que se puede mejorar).
Ahora me voy a permitir la libertad de explicar porqué me gusta: Jess me encanta por su inmadurez cargante, porque lo canturrea todo, porque es una payasa, porque no se avergüenza de ella misma, porque es inmensamente crédula, porque vive en una nube, porque a veces es patética y porque es la reina del pijama, o como diría Nick, “the loft troll”. Su personalidad junto con los otros personajes (con los que no pega nada, en realidad) es lo que hace tan genial a la serie (obtuvo nominaciones a los Globos de Oro y a los Prime Time Emmy, entre otros, ¡Atención!).
Mis otros dos favoritos son Schmidt y Nick. Schmidt porque es increíblemente extraño y desagradable, pero en un sentido que no es el habitual, con todas esas manías en todo lo que hace, con lo muy depravado y salido que está, y con las rarísimas maneras que tiene de mostrar sus sentimientos. En cambio Nick es todo lo contrario a los demás; es un gruñón de nacimiento y tiene el espíritu de un viejo, es incapaz de cuidar de sí mismo y es lo que se llamaría un perdedor en toda regla. New Girl es la típica serie de colegas, sólo que no es para nada típica. A parte de todo esto, en la serie han habido apariciones estelares que me han llenado el corazón, como la de Justin Long, Dermot Mulroney, Lizzy Caplan o, sobretodo, Jamie Lee Curtis (Mentiras arriesgadas, una gran película de mi infancia).
Bien, a partir de aquí, todo aquel que no siga la serie a rajatabla y no esté al día…ABSTENERSE.
¡ALERTA SPOILER!
Esta semana he escogido esta serie porque en los últimos capítulos ha pasado algo que todos estábamos esperando a pies juntillas; la tensión sexual entre Jess y Nick explotó con un impresionante beso en el capítulo número 15 (titulado Cooler), y desde entonces hasta ahora estamos ansiosos de que haya más. Ayer se emitió el capítulo 18 (Tinfinity) en el que Schmidt está empeñado en celebrar los diez años que él y Nick llevan siendo amigos (desde la facultad).
Desde aquél primer besazo hemos vivido momentos incómodos en los que Jess y Nick no sabían cómo llevar la situación, y parece que de momento han decidido olvidar aquél desliz, aunque se les ve a la legua que están deseando más.
Creo que los guionistas han sabido medir muy bien esta tensión que aparece ya en el primer capítulo de la primera temporada y que ha ido creciendo poco a poco de una manera muy sana. Ahora queda ver en qué momento decidirán dejar de hacernos sufrir. Este es uno de esos momentos en que una serie puede lucirse o ser un ñapo. Mi opinión es que a veces arriesgarse es la mejor opción.