Una joya, un diamante en bruto, algo totalmente inesperado y muy satisfactorio. Eso es lo que es Muerdeuñas, uno de los últimos cómics que he tenido entre manos. Sus portadas ya me llamaban la atención en las tiendas y no he podido resistirlo más. He abierto la caja de pandora y he descubierto en su interior una de las mejores historias que he leído en los últimos años.
Una historia de asesinos
Nos trasladamos a Buckaroo, Oregón, un pequeño pueblo conocido por ser la cuna de una gran variedad de asesinos en serie de lo más sanguinarios y peculiares. Por alguna extraña razón todos ellos nacieron en el mismo pueblo y al parecer la tendencia no parece detenerse. Uno de los últimos casos fue el más transcendente en todo el país y el que captó la atención de todos los medios de comunicación. Edd Warren, no confundir con el de la película de terror Expediente Warren, fue el último asesino en serie de Buckaroo conocido como El Muerdeuñas. El nombre le viene por razones obvias, antes de matar a sus víctimas les mordía las uñas hasta el hueso. Era su firma personal.
Tanto misterio llama la atención de un agente del FBI, que decide convivir con los habitantes de Buckaroo para observar su conducta y hacer unas cuantas preguntas. La historia alcanza su primer clímax a pocas páginas de comenzar el cómic, cuando el agente Carroll desaparece misteriosamente justo antes de llamar al agente Finch, un compañero suyo del FBI, anunciando que había resuelto el misterio. Este será el desencadenante para que el agente Finch investigue su desaparición junto con el sheriff local Crane, y al mismo tiempo intentar desvelar el misterio de esta serie de asesinos.
Sin darse cuenta su investigación dará con una trama más compleja que se remontará a los orígenes del pueblo desvelando sorprendentes e inesperados acontecimientos. Una investigación policial que pondrá nerviosos a muchos habitantes de Buckaroo, ya que un nuevo asesino les está atemorizando con una oleada de crímines. Muchas de las pistas apuntan al Muerdeuñas y el pueblo está pensando en tomarse la justicia por su cuenta. La verdad es que el Muerdeuñas sabe más de lo que aparenta y en ocasiones será clave para la investigación de nuestros dos protagonistas.
Actualmente hay 4 tomos publicados en España y esperamos con ansias el quinto que ya se ha publicado en USA. La tentación de morderse las uñas mientras esperamos comienza a ser irresistible.
Otros asesinos en serie de Buckaroo
El Quemalibros: Norman Woods, se hico muy popular como “El Quemalibros”, uno de los primeros asesinos en serie de Buckaroo. Desde pequeño era incapaz de leer o escribir y sufrió las burlas de sus compañeros de clase. Finalmente un día comenzó a incendiar bibliotecas encerrando a personas dentro.
El asesino silencioso: mataba a todo aquel que hacía ruido durante una proyección en el cine.
El Silbador: este personaje torturaba a sus víctimas silbando durante varios meses y luego acababa con ellas.
El asesino de los huesos: conocido con este nombre por crear obras de arte utilizando las calaveras y los huesos de sus víctimas.
Los dos terribles: dos mellizos, un hombre y una mujer, que solo asesinaban a otros mellizos.
La Rubia: puede que sea una de las más peligrosas. Una chica rubia y muy atractiva que asesinó a varios hombres le lanzaban piropos inapropiados por la calle. No se lo tomaba muy bien, ya que antes de acabar con ellos los raptaba, les cortaba la lengua y luego les cosía sus bocas.
El Lucha Eliminador: era un asesino que viajaba de ciudad en ciudad para participar en peleas luciendo su máscara de lucha mejicana. El ring no era suficiente y terminaba con las vidas de personas que simplemente paseaban por la calle utilizando sus técnicas de lucha.
Walter Kenny: este personaje es muy peculiar. ¿Recordáis esas escenas en las series de animación donde un gran número de payasos salía o entraba en un coche minúsculo? Pues este asesino lo quiso comprobar. Literalmente metió aun montón de gente en un coche hasta que morían aplastados.
El asesino WTF: otro artista que utilizaba a sus víctimas para crear su arte abstracto mediante taladros, sopletes, cuchillos, pintura, etc.