Ha pasado prácticamente una década desde la llegada a los cines de las aventuras de Lisbeth Salander en la trilogía de Millennium (2009) y su posterior excelente remake americano Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres (2011) a cargo de David Fincher y protagonizada por Daniel Craig y Rooney Mara. ¿Demasiado tarde para revitalizar la saga?
En realidad esta Millennium: Lo que no te mata te hace más fuerte (2018) supone una secuela de la última entrega cinematográfica a pesar de que adapte la cuarta novela literaria. Un pequeño caos narrativo y temporal que le puede pasar factura a más de un espectador cuya expectativa hacia la franquicia ya no es demasiado elevada.
Mi nombre es Salander, Lisbeth Salander
A pesar de todo, la cinta resulta notablemente entretenida aunque tanto su esencia como su puesta en escena se aleja considerablemente del espíritu que poseían las entregas suecas, acercándose más a la forma de entender el cine que tienen en territorio estadounidense y convirtiendo a su protagonista, Lisbeth Salander, en una heroína de acción a medio camino entre James Bond o Jason Bourne. Ahí toma un importante rol el guion de Jay Basu y Steven Knight, en el que también se ha implicado Fede Álvarez, su director, que contiene menos elementos de novela negra y más del género de espías.
En esta ocasión la joven hacker, Lisbeth Salander y el periodista Mikael Blomkvist, se encuentran atrapados en una red de espías, ciberdelincuentes y funcionarios corruptos del gobierno, con la inesperada amenaza de Camilla, hermana de Lisbeth, a quien se daba por muerta y que regresa para volar por los aires todos los recuerdos de la infancia que la protagonista ha tratado de reprimir a lo largo de toda su vida.
Poco que achacar a la dirección de Fede Álvarez, quien ya ha demostrado su capacidad para generar ambientes fríos y tensos en sus anteriores películas Posesión Infernal (2013) y No Respires (2016).
Obviamente, en esta ocasión se trata de un producto más genérico y de encargo, pero aporta todas sus virtudes que aún así se notan relativamente maniatadas por un perfil cinematográfico muy concreto y muy claro. Cine de acción, puro entretenimiento y fácil consumo. Todo lo contrario que las novelas en las que se basa el film a pesar de su condición de bestsellers.
El plato fuerte de la película es sin duda la presencia de Claire Foy en el rol principal, y es que la actriz logra una gran nota en un papel tan físico como emotivo y visceral, estando a la altura de lo que espera con ella y cuyo talento ha demostrado recientemente en títulos como First Man (El Primer Hombre) estrenada también este mismo año.
Una Lisbeth Salander que poco tiene que envidiar a sus predecesoras y que no necesita una explotación de su perfil tan enigmático como sexual, convirtiéndola en un personaje extrañamente natural.
Más acción pero menos emoción
Si que encontramos un Mikael Blomkvist por debajo de nuestras expectativas, no tanto por la interpretación de un más que correcto Sverrir Gudnason sino por la poca eficacia de unas líneas de guion que no le facilitan precisamente su labor.
En el lado opuesto tenemos a una muy caracterizada Sylvia Hoeks, por exigencias del libreto y perfil de antagonista, que funciona francamente bien en su rol de villana, tan gélida como emotiva cuando lo exige su actuación.
Resumiendo, Millennium: Lo que no te mata te hace más fuerte es una excelente excusa para volver a disfrutar en la gran pantalla tanto de un personaje tan potente como Lisbeth Salander como de una dirección tan impecable de un director como Fede Álvarez, pero que nos deja un sabor agridulce a todos los seguidores de la saga debido a una mayor concesión a la espectacularidad visual en pos de una pérdida de alma que sí poseían sus anteriores entregas.