Estamos acostumbrados a que en la novela negra (donde debo reconocer que mis escritores favoritos son los suecos) el protagonista sea un policía agudo y asertivo, pero con una vida personal desastrosa…Pero, ¿qué pasaría si este antihéroe resultara ser ambiguo y constante sospechoso de haber cometido un crimen? Esta es la base de la nueva serie ‘Marcella’ (ocho capítulos, protagonizada por Anna Fried y creada por Hans Rosenfeldt y Nicola Larder), que cuenta la historia de una detective que, después de estar doce años fuera de la policía, decide volver tras los pasos de un asesino en serie que, al parecer, está de regreso.
La ambigüedad sobre la inocencia de Marcella queda planteada desde el primer momento, cuando la vemos en una bañera tratando de sacarse restos de sangre y tierra que la ubican en un sospechoso escenario; haber enterrado un cadáver.
Para comprender la trama de esta serie hay que retroceder en dos tiempos. Primero sólo doce días, que es cuando su marido, durante una cena que parecía ser romántica, le lanza a modo de bombardero que ya no desea seguir casado. Este quiebre amoroso obliga al espectador a remontarse, esta vez, doce años atrás, cuando un asesino en serie, cuyo sello es asfixiar con bolsas a sus víctimas, dejó una seguidilla de cadáveres y nunca fue atrapado. Hoy, este asesino está aparentemente de regreso y Marcella está decidida a atraparlo.
¿Qué nos cuenta esta serie negra?
Corre el 2004 y una serie de asesinatos atemorizan a la población londinense: personas son asfixiadas con una bolsa en sus cabezas, mientras el asesino se sienta a mirar como se les extingue la vida. Dentro de los sospechosos está Peter Cullen (Ian Puleston), quien encaja en el perfil, aunque ha sido imposible probar su autoría en los crímenes.
Marcella deja un año más tarde la policía y, extrañamente, los crímenes se detienen. El caso queda abierto…Hasta que en el 2016 aparecen nuevas víctimas y con el mismo sello del criminal. Han pasado doce años, la detective está casada y tiene dos hijos (más una bebé que falleció) y su vida es aparentemente tranquila; por lo que no pretende volver al cuerpo de policía. Todo en la vida de Marcella habría seguido en equilibrio si no es porque Jason Backland (Nicholas Pinnock), su marido durante quince años, la abandona sin darle ninguna explicación. La pena, la rabia y la visita de un nuevo detective que lleva los actuales crímenes, la llevan a solicitar su reintegro en la policía; sin embargo, esta vez ella también estaría envuelta en los hechos de sangre.
Los problemas de Marcella comienzan cuando se entera de que Jason la engaña con una compañera de trabajo, quien desaparece sospechosamente y bajo las mismas circunstancias de las demás víctimas. El quiebre en la trama se da en el punto que no se sabe si esta nueva víctima es una más del asesino en serie o si fue nuestra protagonista quien la mató…Y es aquí donde aparece una nueva característica de esta antihéroe: sufre de ataques de ira que se suceden con períodos de amnesia.
Un placer para comer a pedacitos
El público acostumbra a ver las series de una sola vez, sin pausa que ayude a analizar detalles de gestos y diálogos que permiten seguir la trama y anticiparse a los hechos. Con ‘Marcella’ hacer el ritual de digestión resulta verdaderamente difícil por lo envolvente que es; sin embargo disfrutar de uno o dos capítulos por día, permite apreciar la calidad del guión que da vida a personajes poco comunes en series policiales, donde el que se lleva los méritos siempre es el asesino.
Cada personaje, cada escena, cada diálogo están cuidadosamente hilados por los guionistas con el fin de entregar pistas que lleven al espectador a dilucidar quién (o quiénes) son los culpables. En esta serie no existen escenas de relleno ni personajes que sobren, todos están justificados y hacen del engranaje un reloj suizo.
Si bien en esta temporada queda resuelto el conflicto principal, son varios los flancos abiertos que podrían dar vida a una segunda temporada que espero sea tan embrujante como esta.