Casi por error en el pasado salon del comic de Barcelona compré un recién publicado manga de ECC cómics que recopilaba dos historias de Samurais de un tal, y perdonen my ignorancia, Hiroshi Hirata.
¿Qué demonios voy a contarles yo de Hiroshi Hirata si hace 2 meses no sabia ni de su existencia?
Un poco de Wikipedia
El señor Hiroshi nace en Tokio el 1937, su infancia fue marcada por la segunda guerra mundial. Se mudan a Nara donde su padre monta un negocio de bombas de agua.
Con apenas 17 años se quedará huérfano y con la responsabilidad de cuidar de sus hermanos. Esto le obligará a trabajar aunque nunca dejará de interesarse por el mundo del manga.
Muchos años después, se encuentra con un antiguo amigo en una estación de tren. Y será su puerta de entrada al mercado underground del manga. Durante años seguirá publicando en revistas sin tener ninguna remuneración, pero su pasión por el dibujo le mantiene en activo.
Estamos a finales de los sesenta y comienza a surgir una nueva corriente en la historieta japonesa que a Hirata le viene como anillo al dedo: el gekiga. Como contrapunto de los relatos infantiles, el gekiga proponía historias adultas, con tramas y personajes más maduros. En palabras del propio Hirata:
Un gekiga es un drama realizado en papel, un drama en el que uno trata de alcanzar las profundidades del alma humana.
Hiroshi se especializa en historias que transcurren durante el periodo Hôreki de la era Edo (1751 – 1764) o lo que para nosotros los occidentales es samurais y esas cosas.
Hiroshi siempre expone la pobreza y el resentimiento del pueblo hacia sus gobernantes. Utilizando el periodo Edo como crítica a la injusticia, la pobreza y a una sociedad jerarquizada.
El dibujo de Hiroshi Hirata
Lo que más llama la atención del trabajo de Hiroshi Hirata es el realismo de sus dibujos.
Hirata consigue transmitir esa sensación de realidad, ya sea al dibujar un duelo o una persecución a caballo. Siempre con una perfecta composición y juego de la escala de plano. Su dominio de la línea y el uso de líneas de velocidad, dan a su dibujo la sensación de estar en continuo movimiento. ¡El libro entero tiembla cuando los caballos cabalgan!
‘Avatares de una espada memorable’ y ‘Partitura para un castillo caído’
Es el recopilatorio que me ha abierto el camino hacia Hiroshi Hirata. Dos historias protagonizadas por personajes que se valen de su espíritu de rebeldía para intentar preservar la justicia y la libertad individuales en plena sociedad feudal.
En Avatares de una espada memorable, un hombre se crece ante la adversidad cuando le roban a su prometida. En cambio en Partitura para un castillo caído, relata el destino de un hombre perseguido por su señor por haber tocado una melodía prohibida.
Sopla el viento en la playa, un personaje solitario, esperando la hora en que el destino venga a reclamar lo que es suyo.
Espero que haya estado a la altura de Hirata y os haya convencido. Espero que estéis llamando a vuestra librería de barrio para pedir una copia de uno de los mejores mangakas que ha existido. ¡Que sí, que te lo digo yo!