Ahora sí que estoy triste…True Blood ha empezado su recta final y, una vez termine la séptima temporada, no tendremos más a Sookie, Jason, Bill, Pam y a los demás. Así que sólo podemos hacer una cosa; amar esta última temporada y gozarla como lo hemos hecho otras tantas veces.
True Blood es mi serie favorita y una de las estrellas de la HBO. Hace un par de días empezó la séptima temporada, que resultará ser la última de toda la serie. Para los que no sepáis nada de esta joyita, tenéis que mirar este tráiler de la primera temporada. Y os voy a decir una cosa; no se trata de vampiritos guapos. Como toda serie de la HBO, True Blood se caracteriza por su exceso de violencia, sexo y drogas. Todo eso acompañado de Anna Paquin y música country. No os la podéis perder.
Cuando tuvo fin la sexta temporada, en Silence le dedicamos un artículo que podéis leer AQUÍ. En éste repasábamos los acontecimientos de la temporada y quedamos en que el nivel de la serie había vuelto a resurgir de entre las cenizas que dejó la no tan buena quinta temporada. También auguramos algunos de los sucesos que creeríamos que pasarían en esta nueva entrega. Hablemos del resultado de este primer episodio titulado “Jesus gonna be here“. Pero antes, veamos el trailer de la séptima temporada.
¡ALERTA SPOILER (y de los gordos)!
Primer momento de la nueva temporada, incluso antes de que aparezca el opening que tanto nos gusta; la muerte de Tara (Rutina Wesley). Tara ya nos dio un susto cuando murió por primera vez, pero luego la seguimos teniendo como vampiro…pero no era lo mismo ¿verdad? El personaje de Tara ha ido perdiendo protagonismo, fuerza e importancia en las tramas; ya comentamos que en la última temporada sus apariciones en total sumaban 10 minutos, pero ese romance, al parecer escondido, que empezó con Pam (Kristin Bauer) nos dio a todos un poco de esperanza. No obstante, le han dado puerta. Tara era uno de mis personajes favoritos en las primeras temporadas, supongo que porque era una de esas luchadoras natas, de esas personas a las que les ha pasado lo peor, pero que siguen levantándose y hacen que quieras verlas sonreír. Me duele su muerte, pero más me duele decir que su personalidad vampírica le había quitado la empatía que los espectadores teníamos hacia ella. Recordemos a la Tara humana que tanto nos gustaba.
Pero con lo que nos quedamos del último episodio de la sexta temporada no fue esto, fue…¡La supuesta muerte de Eric Northman (Alexander Skarsgard)! Cuando los vampiros empezaron a poder aparecer a la luz del día, fue un subidón. Pero Eric se emocionó demasiado rápido y se fue a unas montañas nevadas a leer desnudo a pleno mediodía. Lo que pasó es que se le acabo lo bueno y empezó a arder como si no hubiera mañana. Nadie se creyó su muerte definitiva por varios motivos; no se llegó a ver del todo muerto, y sería una decisión muy torpe prescindir de Eric en la última temporada, pues es un personaje muy fuerte y necesita cerrar su ciclo con todos los demás. Obviamente no estábamos equivocados, Pam nos lo ha mostrado. Ha viajado hasta Marruecos y ha jugado a la ruleta rusa con tal de conseguir información sobre el paradero de su creador que, no sabemos porqué, está bien escondido.
Pero vayamos a la chicha de la temporada; los vampiros infectados de “hepatitis V” son los nuevos zombies que amenazan el pueblo de Bon Temps. Y por eso Sam (Sam Trammell), el nuevo alcalde, y Bill (Stephen Moyer) han decidido proponer un quid pro quo entre los humanos y los vampiros no infectados; todo humano necesita un vampiro y viceversa, el humano deberá alimentar al vampiro y éste le ofrecerá su protección.
Y Jessica (Deborah Ann Woll) ha aprovechado este pacto para ofrecer su protección a Andy Bellefleur (Chris Bauer) y así de algún modo pedirle perdón por haber drenado la sangre de sus hijas hasta la muerte, dejando sólo una superviviente. Creo que en esta temporada tendremos a una Jessica hundida por su condición de asesina, buscando el perdón. ¿Recaerá? También la veremos entretenida con su nuevo novio James, que en la pasada temporada estaba interpretado por Luke Grimes, pero finalmente lo han reemplazado. Jason (Ryan Kwanted) también hace uso de este pacto humano-vampiro juntándose con la peligrosa y sensual Violet (Karolina Wydra), que tanto ha tardado en ofrecerle a Jason su fruto prohibido (eufemismo).
Y para añadirle sabor al asunto, estos vampiros infectados ya han secuestrado a varios humanos del pueblo, con los que ya se están alimentando, entre los cuales están Arlene (Carrie Preston), Holly (Lauren Bowles) y Nicole (Jaumee Smollett-Bell), ésta última súper preñada de Sam.
Hablemos ahora de Sookie (Anna Paquin). Después de todo lo que ha pasado, termina con Alcide (Joe Manganiello). Queramos o no, es el único que no la ha puesto en peligro varias veces, pero es por eso mismo que no nos cuadra nada. A Sookie le gusta sufrir, le gustan los hombres con problemas internos y que le hagan daño. Por algo el lema de la serie es “It hurts so good” (que viene a ser “duele tan bien”). Además, Bill ha vuelto a sus cabales y sabe que Sookie es lo mejor que le ha pasado en la vida. ¿Sabe Sookie eso de Bill? Mi pronóstico es que terminaran la serie juntos, tal y como la empezaron. Porque su relación lo empezó todo, para bien o para mal. La llegada de Bill a Bon Temps cambió la vida de Sookie y de todos los del pueblo…hasta llegar al barrizal que tenemos ahora en esta última temporada. Y todos culpan a Sookie, y en parte tienen razón y ella lo sabe. Pero ¿se podía evitar esta atracción sobrenatural? ¿Queréis ver el primer momento en el que Sookie y Bill se ven el uno al otro? Aquí vídeo.
Por último, mi deseo personal desde hace varias temporadas, espero que en ésta última Lafayette (Nelsan Ellis) tenga más protagonismo. Siempre logran ponerle una trama pero no es lo suficientemente importante para saciarme. ¿Dónde quedaron esos tiempos en los que Lafayette era una persona oscura por dentro que tenía la habilidad de ser médium? Creo que Tara utilizará su cuerpo para comunicarse con su gente, ahora que está muerta. Estaría bien. Lafayette no deja de ser un estereotipo, por mucho que me duela. Pero es tan grande…que siempre quiero más.