El director Michael Grandage, novato en esto del cine pero conocido y premiado director de obras de teatro tanto en el West End como en Broadway, debuta con su primer largometraje. Un drama biográfico sobre la relación laboral y personal entre Thomas Wolfe (Jude Law) y su editor, Max Perkins (Colin Firth).
Qué agradecidos son los años 20 y 30 para contar una historia. Será el vestuario, será la banda sonora compuesta por Adam Cork (London Road) o será su fotografía correcta, que no por ello no destacable, plagado de colores tierra y grises que nos introduce de lleno en la historia.
La relación entre Thomas Wolfe y Max Perkins
‘El editor de libros‘ relata la relación casi paterno-filial entre Thomas Wolfe, un personaje obsesionado consigo mismo y su inteligencia, y el editor de libros Max Perkins, un personaje más tranquilo y estable. Será esta contraposición de caracteres que hace que la historia funcione. Es esa compensación que existe entre la interpretación impulsiva e hiperactiva de Jude Law, y la relación que mantiene con su espacio y objetos que le rodean. Casi siempre de pie, en vertical, donde en el único momento que le vemos escribir es también de pie y que muestra el auténtico carácter excéntrico de Thomas Wolfe.
Y por otro lado la interpretación que hace Colin Firth de Max Perkins. Mucho más contenida y correcta. Casi siempre presentado sentado, en su despacho, en el tren,… casi vomitando estabilidad.
Thomas Wolfe fue un personaje incomprendido. No es hasta la aparición de Max Perkins que decide editar su libro infumable para hacerlo interesante. No lo digo yo, que lo dice las decenas de editores que se negaron a publicar un libro de miles de páginas, que el señor Perkins decidió y recortar hasta hacerlo fumable y publicarlo.
La obra ‘Look forward, Angel‘ (1929) se convierte en un éxito. Ambos publican un segundo libro ‘Of time and the river‘ (1935) una obra mucho más larga y por tanto más difícil de editar. Require más tiempo y dedicación para contener a un escritor obsesionado con escribir sin parar. Es entonces cuando Thomas Wolfe es considerado un genio a la altura de sus contemporáneos: Fitzgerald y Hemingway, también descubiertos por Perkins.
¿Debe ser recortado y editado un genio?
A partir de aquí la relación entre ambos nos lleva a dos vertientes paralelas. La confianza y admiración mutua, y por otro lado a la duda. La de si un genio debe ser recortado y editado.
Es este punto de inflexión junto con la personalidad también obsesiva de la pareja de Wolfe, Aline Bernstein, interpretada por Nicole Kidman, lo que hace que esta compleja amistad vaya resquebrajándose poco a poco.
Las escenas más destacables de “El Editor de Libros”
A destacar y para analizar, un par de escenas: la primera en la que Aline Bernstein y Perkins se encuentran por primera vez, junto al tren. Donde se adivina perfectamente la relación catártica que se sucederá más adelante. Un papel secundario el de Nicole Kidman pero que tomará más protagonismo hacia el final de la película, un personaje que se ve desplazado por la figura de Wolfe, su éxito y carácter entusiasta.
Hay momentos del cine que te recuerdan de qué están hechas las películas y la escena en el club de Jazz es para mí, de las mejores. Con un ritmo independiente al resto del film, marcado por la música y por el montaje, en ocasiones con planos más cerrados y donde el personaje de Max Perkins sale de su burbuja para dejarse arrastrar.
Conclusión final
Escrita por John Logan (guionista de ‘Gladiator’ o ‘El aviador’) ‘El editor de libros’ es una película muy fiel a la historia real, y a esa intensa relación laboral y personal que hubo entre estos dos personajes. Muy al estilo de ‘El discurso del rey‘ con un ritmo perfecto, quizás tan auténtica y leal que se echa de menos alguna escena más de tensión y verdad.
Es una película muy interesante pero que está destinado a ser olvidado. Un biopic a la altura de la historia real que cuenta sobre un GENIO, (si, con mayúsculas) el editor que se esconde detrás de grandes novelistas americanos como Thomas Wolfe, F. Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway.
Nota: 6.5/10
* Artículo escrito por Rocío Padilla