“Es que tú… ¡Eres un don juan!” . Así es como denominamos a ése hombre que seduce a las mujeres, y las enamora, sólo por placer y por deseo. Las mujeres caen al encanto y empieza y termina una relación de pasión, que suele tener un periodo corto de tiempo. Ese hombre que nos inyecta el deseo en el cuerpo, es el Don Juan eterno. Es el que podemos ver en DON JOAN en el TNC hasta finales de abril.
El actor David Selvas tiene el papel de director en la obra de teatro DON JOAN que se representa en el TNC (Teatre Nacional de Catalunya). Ha creado una adaptación contemporánea de la obra de Molière, ideando un Don Joan del siglo XXI. Un hombre con mucho atractivo (interpretado por el excelente Julio Manrique, sólo existe él para éste papel) junto con los diferentes roles femeninos y masculinos que inundan la historia. Don Joan es el hijo de un millonario que después de caer en desgracia por tener un accidente de coche y asesinar (no intencionado) a un ministro, decide dejar a su prometida (una mujer que ha abandonado los hábitos de ser monja por él) y irse al Hotel donde empezó todo para así aislarse de la polémica. Ahí sucederá toda la acción y aparecerán sus peores fantasmas.
Don Joan es una interpretación del mítico personaje a través de la hipocresía, el deseo, la mentira, la pasión, la sexualidad, y el egoísmo. Un hombre que sólo quiere desear a las mujeres, ‘probarlas a todas, conocerlas, sentirlas… Sin preocuparse por sus sentimientos o quienes son. Sólo quiere que el placer y el deseo intimen entre ellos. Así lo vivimos a cada minuto en que Julio Manrique nos interpreta a la perfección a este libertino personaje, con sus virtudes y sus enormes defectos. Alguien que va a contracorriente porque querer primero su deseo, y no preocuparse por sus actos.
Es un placer poder ver una adaptación contemporánea tan bien hecha, sin complicaciones, con un único escenario y pantallas audiovisuales donde nos comunican mensajes. Ese teatro transgresor que nos cuenta visualmente ciertas historias de Don Joan (que no os desvelaré) y flashbacks muy bien elegidos. Todo centrándose en la trama principal de la historia: Don Joan evitando el compromiso, eludiendo al deseo y escapando de su propio narcisismo, que le lleva a la desgracia. Una obra excelente de la que ya no quedan entradas, y no es de extrañar, ¡porque es una joya!