Inclasificable. Probablemente esa palabra sea necesaria y suficiente para resumir absolutamente toda la obra y producción de Miguel Noguera.
David Broncano dijo de él en La Resistencia que era “uno de los mejores cómicos de Europa”, y en su nuevo libro, Clon de Kant, parece confirmar esa idea.
No hay novedad, no hay destellos de un estilo nuevo, ni de una narrativa alternativa a las anteriores. Sencillamente son cientos de ideas lanzadas por Noguera hacia su público. Y el resultado no podría haber sido mejor.
La originalidad en la constancia
Con este autor se produce un fenómeno curioso. Puedes sus vídeos buscar en Youtube, comprar sus libros o seguirlo en redes. Da igual. En apenas un vistazo compruebas que en los últimos años nada en su estilo ha cambiado.
No solo en la forma de elaborar sus ideas y juegos, sino en el texto, en el vocabulario, los gestos y la orientación del humor que desarrolla.
Llama la atención este inmovilismo estético que tiene Miguel Noguera. Especialmente si tenemos en cuenta que dicho estilo, ya de por sí, es uno de los más locos y extraños que se están haciendo en la actualidad. Parece que una vez alcanzada la originalidad no le hace falta ya moverse de esa posición hacia otro estadio nuevo o superior.
Un ejemplo es la canción improvisada con la que empieza sus famosos Ultrashows. Pese a que él mismo dice estar harto de esa fórmula, la mantiene, e incluso se excusa por ello durante el espectáculo (sin que nadie sepa si se trata o no de una broma. Pues permanecemos encerrados todos como estamos en sus juegos de espejos enfrentados y de auto-meta-referencias).
Todavía no has hablado del libro, ‘Clon de Kant’…
Es cierto, todavía no he hablado sobre la obra. He allanado el camino para presentar una idea que ya cabía suponer. Quien esperaba un giro en las temáticas o métodos, que no se compre el libro, porque no llega a haberlo. Gracias a Dios, ya que sería quitarle su esencia misma.
Las ideas son recursivas y las temáticas similares a las que trata. El famoso ciberpunk, la obsesión por las armas disparatadas y demás. Fuera de esos lugares comunes, cada palabra y cada trazo es absolutamente ejemplar. Algunos redondean el chiste de mejor o de peor manera.
En cualquier caso se constata que Miguel Noguera sigue siendo él mismo y que se mantiene en plena forma artística. Se trata de un libro que, si te descuidas, puedes leerte de una sentada. Y casi mejor, ya que cuanto más lees, más entras dentro de su universo, de su mundo; y más significado tiene todo.
Los dibujos los hemos podido ver ya algunos en sus Ultrashows. Es el trabajo de recopilación de varios años, y su contenido mantiene la irreverencia de siempre. Cabe destacar la encuadernación, el gramaje del papel, el maquetado y la presentación del libro. El más cuidado. En este sentido, es un placer más que añadir a los anteriores.
¿Y qué tiene que ver Kant en todo esto?
Poco o nada. Él mismo reconoció en las entrevistas de gira y de presentación que “el título suena guay para vender el libro”. Y que, por lo tanto, a raíz de ahí se vio obligado a colocar alguna idea similar en algún momento.
La historia es tan solo la de dos Kants: uno de ellos criado en una familia pudiente en la actualidad y el otro, un clon, salido de un gueto un tanto peor. En una sociedad futura distópica las tertulias buscan debates cada vez más extravagantes. Y, en este caso, encontraron en los dos clones un duelo de ideas especialmente jugoso. Sencillamente eso.
Con el título se confirma otro elemento clave dentro del universo de Noguera: ese juego o tonteo con la cultura y su exitoso abrazo con ideas más “chorras”. Se trata de una tensión especialmente jugosa de explotar y que sabe muy bien cómo hacerlo. Un vocabulario refinado y muy bien aplicado, casi milimétrico para expresar una idea por completo absurda y generar una obra original, divertida y redonda. De la unión de esos dos mundos surge buena parte del efecto cómico.
Similar al trabajo (o por lo menos a parte del mismo) que hace con Venga Monjas. Coger una idea que tiene una cierta vuelta de tuerca, capaz de hacer cosquillas en la inteligencia, y trabajar lo suficiente en ella, aportando ideas que rozan lo divino y la tontería hasta que sea, efectivamente, una chorrada (en el mejor sentido de la palabra).
Ese mismo patrón se repite en Clon de Kant. Cientos de ideas que confirman algo que nadie había puesto en duda: que queda Noguera para rato.
Para terminar…
Siempre que se hacen reseñas así uno espera que quien la escriba le recomiende o no leer el libro. En este caso (con cierto amor o espíritu de fan) voy un poco más lejos: animo a dejar cualquier cosa que estés haciendo en este momento para consumir un poco de contenido generado por Miguel Noguera. Y el que tenga sentido del humor, que se ría (está loco).