He de reconocerlo, hay ocasiones en las que por mucho que lo intento no consigo entender la actitud (que ya no tanto la opinión) de la crítica. Esta vez me ha pasado con las críticas y sus primeras reacciones de medios internacionales antes del estreno de Bohemian Rhapsody, el biopic de Freddie Mercury y, como no, de Queen. Y es que más allá de sus virtudes cinematográficas o incluso de los gustos personales de cada uno, todo ello debatible, no encuentro explicación a algunos comentarios.
Y es que uno de los aspectos de la película sobre el que se había debatido mucho, especialmente tras los primeros tráilers y avances de la misma, es como esta abordaba el tema de la homosexualidad y los excesos de su protagonista, dejando en el aire la sensación de que se había pasado muy por encima de una parte vital del mito y de como su condición sexual abrió la puerta tras la que muchos jóvenes (y no tanto) se estaban quedando sin aire.
La crítica se ha pasado tres pueblos
Después de ver el film tan solo me queda la duda de si realmente hemos visto la misma película que la crítica internacional o nos han llegado versiones muy distintas, aunque también cabe la posibilidad de que tengamos un enfoque sobre el tema que no comparten precisamente el mismo punto de vista.
No esperéis secuencias explícitas ni un exceso de polémica, innecesaria por otra parte, ya que esto es un homenaje a la figura de Freddie y no un especial de “Sálvame Deluxe” como quizás algunos esperaban.
La historia de Bohemian Rhapsody
La historia se centra en el punto de vista y aventuras de un joven Mercury desde el instante antes de pasar a formar parte de la leyenda del Rock hasta ese momento tan especial que supuso su actuación en el “Live Aid” y que cambió para siempre la historia del Rock y la suya propia.
Eso sí, dedicando buena parte de su metraje a todo lo que rodeó su maravilloso “A Night at the Opera”, un disco que cambió el devenir de la historia de la industria musical.
Aunque más concretamente se centran en esa joya musical avanzada a su tiempo, y atemporal, llamada “Bohemian Rhapsody”, así que no es difícil entender el título escogido para este biopic. Suyos son los mejores minutos en pantalla junto a la recreación de la actuación anteriormente citada como colofón final y que hará disfrutar como locos a cualquiera por el que sus venas corra un poco de rock ‘n roll, y ya no os cuento si sois fans de la banda, si es que es esto posible.
El equipo técnico
Es cierto que durante las más de dos horas de metraje del film este se resiente en algunos momentos de una dirección y un ritmo desigual, algo por otra parte habitual en la filmografía de Bryan Singer, llena de altibajos.
Un cineasta capaz de lo mejor, véase títulos como Sospechosos Habituales (1995) o X-Men: Días del Futuro Pasado (2014), y de lo no tan bueno como Superman Returns: El Regreso (2006) o Jack, el Cazagigantes (2013).
Además ha estado envuelto en los últimos años en polémicas sobre acoso sexual y menores, mala compañera de viaje.
No sabemos si esto último o quizás sus rumoreados enfrentamientos con el actor principal de la película y sus actitudes durante el rodaje de esta han sido los motivos que le llevaron a la expulsión y posterior sustitución por Dexter Fletcher, pero lo más curioso de todo esto es que este último ni siquiera esté presente en los créditos.
Entendemos pues, que prácticamente todo lo que vemos en pantalla es producto y mérito (o no) de Singer aunque sería fácil de entender algunos cambios de registro y montaje durante el desarrollo del film.
Nada que objetar a la cuidada y efectiva fotografía de Newton Thomas Sigel, compañero habitual de Singer y que cuenta en su haber con títulos como Drive (2011), que sabe transportarnos con maestría a las décadas de los 70-80 y acompañar las emociones que nos quieren transmitir y provocar algunas secuencias de la película.
Y es que al fin y al cabo no nos encontramos ante un documental sino ante una representación de una realidad que en ocasiones está más cerca o más lejos de esta, permitiéndose ciertas licencias históricas, a pesar de que no soy, ni mucho menos, un experto en vida y milagro de Queen.
El reparto
La actuación de Rami Malek merece una mención aparte. Si no gana el Oscar por lo menos debería estar entre los elegidos a optar por la preciada estatuilla, ya que tanto a nivel físico como expresivo es brillante como se ha metido en la piel de Mercury sin caer en ningún momento en la exageración mal entendida o la parodia, y no es precisamente una tarea sencilla. Más bien todo lo contrario, funcionando a la perfección tanto en los registros más cómicos como los más dramáticos con una aproximación a la leyenda de Mercury que difícilmente podría ser mejor.
Pero es que además está acompañado de un reparto coral de muy alto nivel, en el que me gustaría destacar el trabajo de Gwilym Lee como Brian May con un parecido físico maravillosamente sorprendente y el de un Ben Hardy que convierte a Roger Taylor en uno de mis personajes favoritos de la película. Algo bastante lógico si tenemos en cuenta que ambos músicos han estado en todo momento muy cerca del desarrollo del film.
Podría hablar también de Joseph Mazzello en la piel de John Deacon pero los bajistas no importan demasiado (si entendéis el humor de músicos y sus guiños constantes en el film entenderéis mi comentario, que nadie se me ofenda). Aunque se me ocurren un buen número de excepciones a esto último.
No me gustaría tampoco dejarme en el tintero la interpretación de Lucy Boynton en el rol de Mary Austin, un personaje clave en la vida de Mercury y por consiguiente en la película, abordado con un amor, un cariño y una forma tan especial que le hace tan emotivo y entrañable que es capaz de robarle al propio Rami más de una escena.
Quizás pueda decepcionar a los que esperaran más “salseo” y morbo sobre la vida sexual de Mercury pero esta me parece mucho más importante y relevante para entender que él, como genio y figura que era, es un ser más complejo y complicado que la mayoría de los mortales.
La banda sonora
Y sobre la banda sonora que se puede decir, ¡Es Queen! ¿Qué esperáis? Un buen puñado de canciones que aunque no seamos conscientes están almacenadas en algún rincón de nuestra memoria y salen a flote en cuanto suenan los primeros compases de cada una de ellas ya sea tarareándolas, marcando su ritmo con los pies o sencillamente cantándolas como se merecen. Por pedir, hubiera sido todo un detalle el subtitulado de sus letras de las canciones ya que en algunas ocasiones son un factor importante dentro de su contexto.
Quizás os preguntéis si la voz que escuchamos durante las canciones es la de Malek o la de Mercury. Pues bien, se trata de una mezcla entre las pistas de sonido de ambos, un factor que también le ha exigido un plus añadido al actor protagonista pero que a la vez le habrá servido para adentrarse aún más en la piel del mito. Como curiosidad también añadir que hay una tercera voz, la del cantante canadiense Marc Martel, quien guarda un parecido asombroso el inimitable Freddie. Sino me creéis os invito a navegar por la red para que lo podáis comprobar por vosotros mismos.
En conclusión…
En definitiva, Bohemian Rhapsody no es perfecta, adornando para su formato cinematográfico o pasando de forma demasiado breve y atropellada por algunos episodios de la historia de Queen.
Es bien cierto que podría haberse extendido en su tramo final con los últimos años de vida de Mercury (echamos en falta su increíble colaboración con nuestra añorada Montserrat Caballé), pero es la película que cualquier seguidor de la banda va a disfrutar y a amar.
También es un necesario homenaje a uno de los iconos y de las voces más importantes de la historia del Pop y del Rock. ¡Además los últimos minutos con la recreación del concierto del “Live Aid” son impagables!
Música, cine y realidad que se dan la mano para acercarnos un poco más a la historia de toda una leyenda.