God Help the Girl es una película del 2014 que pasó un poco desapercibida, y no creo que todos los cines comerciales la incluyeran en su cartelera. Es un film dirigido por Stuart Murdoch, el líder del grupo escocés Belle&Sebastian, y el guión está inspirado en uno de sus álbumes. God Help the Girl es mucho más que un musical poco convencional y una película indie. Aquí te contamos el porqué. He aquí el trailer.
El film trata sobre Eve (Emily Browning), una chica joven, excéntrica y melancólica, con sus problemas, que escribe canciones para evadirse de ese mundo que a ella no le gusta. Esa parte de ella misma de la que huye y en la que vuelve a recaer. Un día conoce a James (Olly Alexander), que tiene una guitarra y se queda petrificado ante la fuerza extraña que sobre él ejerce Eve. Y luego viene Cassie (Hannah Murray), una entrañable y despistada chica a la que Jesse da clases de guitarra. Juntos montan un grupo que para ellos va más allá de la música.
Se trata del trío sentimental que tanto nos gusta ver en el cine, y que ya se podría considerar un género en sí mismo, pues lo han ensalzado cineastas de la talla de Bertolucci (The Dreamers) y Truffaut (con Jules y Jim), entre otros. El universal tema de la amistad y de las almas torturadas. La película es un poco autobiográfica, ya que la vida de Eve nos recuerda a la del director y músico de la banda. Pero además hay mucho de los gustos cinéfilos de éste, sobretodo por lo que se refiere a la Nouvelle Vague. Cuando vi a Eve no pude evitar ver a una joven Ana Karin (y Dios sabe lo mucho que me gusta Anna Karina. Os podéis imaginar mi entusiasmo por este personaje desde el minuto uno). Las actuaciones musicales están integradas y no lo están, pues forman parte de esas mágicas situaciones en las que alguien se pone a cantar de buenas a primeras, sin artificios ni pretensiones, para hablar de los personajes y no de las acciones que van a suceder. Por eso cuando Eve cantaba con su dulcísima e inocente voz, o incluso cuando no cantaba, me acordaba de algunas de las escenas más famosas de Anna Karina y Godard (En Une femme est une femme y Pierrot le fou).
Además la estética también está extremadamente cuidada para acercarse a sus referentes. Y no olvidemos que la producción es inglesa, y eso también ha marcado mucho el film. La película en general es una muestra de estilo a lo francés y británico, a lo indie con toques punk, y sobre todo a lo Belle&Sebastian. Con una fotografía con tonos pastel dignos de Sofía Coppola y una música que, como bien decía Murdoch, tenía un sonido de “grupo de chicas”, la película te arropa y te mete en su extraña y apacible burbuja desde su inicio.
Los tres personajes son muy diferentes y tienen una personalidad que los hace distintos, sobretodo a las dos chicas. Eve es desde luego especial, y llega a la vida de los demás como un torbellino que lo destroza y lo crea todo a su manera. No es la típica femme fatale ni la damisela en apuros; es las dos y ninguna a la vez. Es esa chica de aspecto frágil, pero que no os engañe; ella sabe lo que quiere y tiene mucha fuerza interior. Cassie es el personaje que Hanah Murray interpretó en la serie británica Skins, que recibe también el nombre de Cassie. Una de esas personas con las que te preguntas ¿Cómo ha sobrevivido todo este tiempo? Es despistada, bobalicona e inocente. Aunque a la vez sabe más de la vida que todos nosotros juntos. Es extraño, pero Hannah Murray es experta en este tipo de personalidades. Y James podría ser el protagonista de la película, si Eve no se comiera la pantalla con su historia. Él es la viva imagen del aturdimiento, y si no fuera por Eve, no hubiera salido de su cascarón.
Yo me enamoré del film, de sus personajes, y de la relación entre estos. Pero eso ha quedado claro. Ahora sólo queda que vosotros decidáis cómo calificarla.