Solo hay una forma de describir un concierto de Rammstein: “la mejor puesta en escena que puede hacerse”.
El pasado 14 de Abril comenzaba la nueva gira de uno de los grupos más renombrados de Alemania, y lo hacía en España, concretamente en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
La entrada al evento estuvo bastante bien organizado, dada la magnitud del mismo, puesto que llegaron personas desde al menos Alemania y Francia (por los idiomas escuchados in situ). También se escucharon palabras en ruso y algún que otro idioma durante la larga espera para poder acceder al recinto, mientras que los vendedores de cerveza y refrescos hacían su agosto entre todos los asistentes al concierto.
A las siete en punto de la tarde se abrieron las puertas, y la gente empezó a acceder, a la zona de merchandising, donde podías encontrar todo tipo de cosas con el símbolo de Rammstein. Una vez en pista (se podía comprar entrada para pista o para asiento, pero como cualquier aficionado al rock piensa, ver un concierto de este calado sentado (o simplemente un concierto de rock) hace que pierda muchos enteros, aunque no obstante estaba bastante lleno el graderío, aunque no hubo lleno en el graderío (más o menos tres cuartas partes) ni pista (un poco más de la mitad), seguramente por el precio de las entradas (53,60€) unido a la fecha (un domingo por la noche).
Llegamos al concierto extrañados, dado que no se conocía el nombre de los teloneros, y en este punto tenemos que darle un punto negativo a la organización, pues previo a la aparición de los germanos, salió un DJ, pinchando canciones de Rammstein modificadas, lo que destrozaba todo el atractivo de las canciones. Lo único decente que hizo fue poner una imagen con “Fuck the DJ”, pues no merecía otro calificativo.
Tras esta pantomima que duró una hora, comenzó lo que nos había reunido allí, la aparición de Rammstein, que como no podía ser de otro modo, lo hizo a lo grande, rodeado de pirotecnia, con Ich tu dir weh una de las canciones del último álbum, y es que sin duda, la puesta en escena representa uno de los platos fuertes del grupo dirigido por Till Lindemann, quien apareció en el escenario desde el cielo del escenario, cuando toda la banda ya marcaba el camino (el teclista Flake Lorenz literalmente, pues estuvo gran parte del concierto caminando sobre cintas de correr)
El repertorio estuvo escogido con gran cuidado, con una mezcla de títulos del ultimo disco, Liebe Ist Für Alle Da, con algunas de sus obras maestras, como Keine Lust, Links 234 o Du Hast.
De entre todas las canciones más conocidas, cabe destacar la siempre “llameante” Feuer Frei, el extraño Mein Herz Brennt en versión piano y las puestas en escena de Mein Tail, en la que Till literalmente cocinaba al teclista Flake Lorenz (y que acabó con el cantante alemán haciendo pedazos el teclado) o el escandalizante Bück Dich, en la que Till Lindemann ¿simula? sodomizar al teclista, todo ello aderezado de las pertinentes dosis de pirotecnia y llamaradas.
Sin embargo (y es que no hay tiempo para todo), se echaron de menos temas clásicos, tales como Mutter o Reise Reise, o el esperado “Te quiero puta”, que algunos de los presentes pensaban que tocarían por estar en España, al igual que tocaron Moskau en Rusia en anteriores giras.
Aquí tenéis una playlist con las 18 canciones que tocaron por orden de aparición:
Como opinión personal, asistir a un concierto de Rammstein es una cosa que todo amante de este tiempo de música debe hacer una vez en la vida, pues si su música ya es buena, en vivo y con su puesta en escena, hará que no lo olvides.
*Esta crónica ha sido escrita por Martín, un lector de Silence y muy fan de Rammstein. ¡Muchas gracias por tu aportación!