Cuando hablamos de cortos animados, es posible que todos estemos de acuerdo en decir que tienen una magia especial, ese “nosequé” que a todos nos hechiza. Un poder capaz de despertar ternura en cada uno de nosotros. Los cortometrajes nos devuelven a aquellas tardes que, después del cole sentados en el sofá con pan, aceite y chocolate en mano; disfrutábamos de una maratón de dibujos.
Además, por si con esto no bastara, los cortos nos regalan esa excusa que se presenta diciéndonos: la edad no importa. ¡Pues claro que no importa! El jugo que podemos sacar de cada corto animado es inmenso y diferente para cada edad y perspectiva de los ojos que lo miran.
Desde 1908, con el estreno del primer cortometraje Fantasmogorie, miles de artistas se subieron al carro de la animación. El pionero del cine animado, Émile Cohl, dio el pistoletazo a una pieza de 1 minuto 20 segundos que nos recuerda a los trazos de tiza. Su título, Fantasmagorie, hace referencia a “fantasmógrafo”, un peculiar instrumento del Siglo XIX que precedió al cine y proyectaba figuras en los muros que asemejaban a fantasmas.
Sí, así es: muy rudimentario y más caótico todavía, pero es el inicio. El inicio de una cola de fantásticos trabajos que han seguido sus pasos. ¿Me acompañas a recorrer los cortos ganadores de los premios Òscar a lo largo de la historia? ¡Vamos!
Años 30 – Árboles y flores
La primera ceremonia de premios tuvo lugar el 16 de mayo de 1929. Dos años más tarde nacería la categoría que a nosotros nos interesa: cortometrajes, dibujos animados.
Si tuviéramos que titular esta década lo haríamos con el nombre de Walt Disney, ya que es el vencedor invicto de todos los premios Òscar de los años 30.
Cabe decir, que la trama es, cuando menos, compleja. Un árbol seco da inicio a un fuego viendo a dos arboles enamorados. Los animales del bosque apagan el fuego, los árboles se casan y el árbol seco muere incendiado por el fuego que él mismo inició.
Años 40 – Quiet Please!
Las famosas persecuciones de Tom y Jerry hicieron que la serie fuera merecedora de los premios Òscar en 1945. La productora Frederic C. Quimby fue líder imperante de los cortos animados de esta época.
Años 50 – When Magoo flew
Magoo fue una serie de dibujos animados que alegró las tardes de los más pequeños en la década de los 50. El personaje bajito, calvo y corto de vista sortea miles de dificultades con ingenio y humor. Tuvo sus especiales en la cadena CBS donde protagonizó roles de personajes famosos de novelas clásicas. Esto le permitió reírse a la vez que repasaba la historia de les Estados Unidos.
Años 60 – The dot and the line
Un cortometraje diferente, innovador y, por qué no decirlo: extraño. The dot and the line está inspirado en la novela Fatland, Romance of many dimensions. La animación explica la historia de una línea que se enamora de un punto. La línea, representado la rectitud y la monotonía, es rechazada por el punto. Este prefiere al garabato: movimientos propios de un auténtico contorsionistas que representan la libertad, pero también el caos.
Para darle un aire más alocado, el garabato fue dibujado sobre papel de arroz.
Años 70 – Special delivery
El cortometraje ganador de los premios Òscar de 1978, se caracteriza por contar con una narración continuada a lo largo de todo el filme. Una animación hecha a lápiz y color nos explica las peripecias que el protagonista Ralph hará con el fin de disimular la responsabilidad que tiene ante la muerte del cartero.
Años 80 – Tango
Una apuesta original, arriesgada e innovadora. Quizás no sea del gusto de todo el mundo, pero cabe reconocer que es, cuando menos, rompedora. El autor polaco Zbigniwe Rybczynski atrapa al espectador con un laberinto de historias separadas y presentadas de manera simultánea en una misma habitación. La moraleja: cada uno de nosotros vive en su propio mundo y hace y deshace a su gusto. Todos somos iguales pero diferentes.
Años 90 – The old man and the sea
El corto premiado en 1999 está basado en la novela homónima de Humingway, galardonada con el Premio Pulitzer.
The old man and the sea nos recuerda, sin lugar a duda, al reciente y exitoso filme Loving Vincent, ya que cada cuadro de la película fue pintado al óleo. Este corto trata cada cuadro como un gran lienzo. Aquellos que saben aseguran que cada fotograma podría estar expuesto en una galería o museo.
* Artículo escrito por Mar Segura