Gente bien se ríe de la gente con dinero. Gente rica, gente bien. Es el musical más esperado de La Cubana, ya que desde 2012 que estrenaron Campanadas de boda, no habían vuelto a los escenarios. Han decidido hacer un musical porque según nos dice, ‘es lo que se lleva’. Hoy en día hacer teatro no es fácil, y llenar las butacas tampoco, por eso con ironía nos cuentan que hacer un musical, es aforo asegurado.
La obra está inspirada en la obra de Santiago Rusiñol del 1917. La Cubana ha creado un viaje en el tiempo donde los personajes de Rusiñol son el tipo de persona que necesita destacar y demostrar su poder, un tipo de persona que está presente en todas las épocas y no desaparece nunca. Algo natural del ser humano que no tiene fecha de caducidad y que es algo inherente en él.
La Cubana lleva en el mundo del teatro desde 1980 cuando Vicky Plana y Jordi Milán (actual director) la crearon en Sitges con una vocación claramente amateur, aunque a partir de 1983 ya se profesionalizaron. Sus orígenes son los mismos que los de cualquier compañía de teatro de Cataluña: teatro de aficionados.
En Cataluña existen gran cantidad de centros culturales, recreativos, parroquiales que tiene su ‘pequeño’ teatro. Eso siempre ha sido por tradición social, familiar, y eso ha generado una gran afición al teatro. Lo vivimos mucho, La Cubana lo disfruta y nos lo demuestra en cada una de sus obras. Gente bien es una demostración de ello, aunque también parece una despedida por parte de sus veteranos creadores: Jordi Milán, Mercè Comes…
La anterior que vi de La Cubana fue Campanadas de boda y lo disfruté como una niña pequeña. Es lo que tienen las obras de La Cubana: ríes, ríes, y ríes sin parar. Nunca sabes lo que pasará, si el guión seguirá lo marcado… O se romperá con el juego de la improvisación y la normalidad. Porque el teatro no tiene porque ser algo cerrado. Así es Gente Bien.
El teatro significa creatividad y libertad, y La Cubana nos lo reivindica en cada una de sus obras. ¡Por eso, los admiro y espero que nunca decaiga!