Seguramente no te hayas enterado porque no ha tenido la mejor campaña publicitaria del mundo (al menos en nuestro país), pero acaba de terminar la primera temporada de una serie que la HBO, Martin Scorsese, Terence Winter y Mick Jagger han hecho juntos; Vinyl.
¿Ya te ha explotado el cerebro? ¿Aún no? ¿Y si te digo que está protagonizada por Bobby Cannavale (Rosetti de Boardwalk Empire) y el hijo de Mick Jagger, James Jagger? Échale un vistazo al trailer.
¿De qué va Vinyl?
La historia transcurre en los años setenta, esa época de auge musical en la que todos los mitos surgieron. En este contexto, Richie Finestra es el dueño de una discográfica de Nueva York que, en estos momentos, está pasando ciertas penurias.
Buscan a alguien que cambie la escena musical, que revolucione la sangre de todo aquél que lo escuche. Es ahí donde aparecen los Nasty Bits, el primer grupo que toca lo que más adelante será conocido como punk.
Aunque Vinyl trata de explicar esta historia, la primera temporada tarda en arrancar en ese aspecto centrándose sobre todo en el personaje de Richie, que es el principal. Nos explican su pasado y el de su mujer Devon (que es Olivia Wilde) y nos introducen en su mundo de vicios y negocios. Además hay algo turbio que se destapará durante el primer episodio; dura dos horas y es como una película en sí mismo.
Por este motivo, si veis que los primeros capítulos son un poco lentos, no os rindáis, que la recompensa vendrá después.
Hay muchas vidas que giran en torno a American Century Records (la empresa discográfica de la que os he hablado), y Vinyl es una de esas series en las que los personajes secundarios son tan o más interesantes como los principales.
Mi favorito es Zak Yankovich (interpretado por Ray Romano), que es uno de los socios de la discográfica, además de ser el cabeza de familia de una hija y una esposa repelentemente exigentes.
Obviamos el hecho de que simplemente el contexto de la serie ya hace que ésta sea de visionado obligatorio (y placentero), pues cualquier fan de la música disfrutará viendo a las grandes figuras de la época. Y no sólo hablo de dioses de la música, en Vinyl aparecen personajes basados en personas reales combinados con los personajes ficticios (que son los que finalmente mueven la acción).
La serie nos hará vivir esos años y la atmósfera artística que se podía respirar si estabas metido en el mundillo. Yo, que he estado años obsesionada con todo lo relacionado con The Factory, sentí que se me llenaba el corazón cuando, en una de las escenas de la serie, pude ver a unos Velvet Undergroud tocando mientras Andy Warhol y otro personaje inspirado en Edie Sedgwick estaban socializando por ahí. Y a Bowie ya, bueno, os podéis imaginar.
Aún así, Vinyl ha sido una pequeña decepción para la HBO, ya que ha tenido mucho menos éxito de lo que se esperaba. Muchos han criticado el capítulo piloto de dos horas, la poca empatía que transmite el personaje principal y el hecho de incluir cameos de personajes que, en la serie, sólo son actores con parecidos razonables a esos hitos de la música y el arte.
Pero creo que estas críticas están cogidas por los pelos; los personajes “anti-héroe” son los que más empatía producen, y aunque hay quien dice que Richie Finestra es un cliché, yo creo que hay que entender el background del personaje, en vez de hacer un análisis de éste desde el prejuicio.
Por el tema de los cameos con actores que se parecen a los grandes artistas, sólo puedo añadir que, utilizando actores que se parecen a esos famosos artistas es la única manera de poder revivir de algún modo esa época que fue real. El capítulo piloto, por otra parte, está dirigido por Scorsese y es simplemente un ejercicio de estilo en el que el director hace lo que le da la gana, que para eso tiene la fama que tiene.
Parece ser que, a pesar de que Vinyl supuso una bajada de audiencia para el canal HBO, se va a hacer una segunda temporada en el 2017. A ver si es verdad y tenemos otra entrega de esta oda a la música.