‘Merlí’, la exitosa serie de producción catalana nacida en TV3, se estrenó anoche en la Sexta y lo hizo con aprobado (rozando el notable). La ficción catalana, que narra los ortodoxos métodos que emplea un profesor de Filosofía para motivar a sus alumnos de instituto a pensar, razonar y reflexionar sobre todo lo que les rodea.
La serie, creada y escrita por Héctor Lozano y dirigida por Eduard Cortés, se estrenó en TV3 en Septiembre de 2015 en horario de máxima audiencia y consiguió una cuota del 17,7% con 566.000 espectadores. En total la serie consta de 13 episodios, bautizados con el nombre de diferentes filósofos. Ayer pudimos ver el primer capítulo dedicado a Aristóteles y “La Escuela Peripatética”, y el segundo episodio sobre Platón y El Mito de la caverna.
Tras el estreno en la Sexta, las redes sociales amanecieron con una crítica bastante positiva en cuanto a contenido y temas tratados, pero criticando malamente el doblaje, que era penoso. Yo particularmente, tuve que configurar la tv para verlo en versión original, en catalán con subtítulos. Y oye, se agradece.
“Estoy hasta los cojones de las personas que dicen que la Filosofía no sirve para nada” “Quiero que os empalméis con la Filosofía”
Así comienza Merlí su primera clase en el Instituto, y lleva toda la razón. Si pensar no sirve para nada, entonces mal vamos… Muchos usuarios en twitter comparaban a Merlí el profe de filosofía, con el Doctor House. Por esa insolencia de “todo me da igual”, “hago lo que quiero”. Y la verdad es que un aire sí que se dan. Estoy segura que todos hemos tenido en el instituto al loco profesor de filosofía que todo le da igual, pasa del resto de profesores y de las normas y hace lo que le da la gana. Mi profesor por ejemplo, (así como dato curioso) se subía a las mesas y andaba por ellas para no tocar el suelo, alegando que todo se ve diferente según donde estés y según como lo mires. Como hacía Robin Williams en ‘El club de los poetas muertos’ «Sí capitán, mi capitán».
Platón – Mito de la Caverna
Lo bueno de la ficción de una serie sobre filosofía, es que también se aprende. Porque se ponen en práctica ciertas teorías que todos hemos estudiado en nuestro años mozos y quizá muchos no hayan entendido, pero siempre con ejemplos todo se comprende mejor.
Como ya sabéis, el Mito de la Caverna, que realmente es una Alegoría no un mito, ya que no aparece reflejado en ninguno de los escritos de Platón, es considerada la más célebre alegoría de la historia de la filosofía, junto con la del ‘Carro alado’. (Seguro que también se hará mención de ella en la serie).
Se trata de una metáfora sobre la situación en la que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento. Explicando que hay dos mundos: el visible y el inteligible. Tampoco voy ahora a explicaros de qué va esta alegoría, porque seguro que la conocéis. Pero resumida en dos líneas: cuenta la historia de unos prisioneros en una caverna que, sólo ven la proyección de ciertas sombras, y creen que esa es la realidad y la única verdad, sin saber qué son solo el reflejo de lo que hay fuera.
Merlí intenta ayudar a Iván, un alumno con problemas de Agorafobia, que lleva varios meses sin ir a clase y no quiere salir de su casa. La Agorafobia es el pánico a los espacios abiertos y a todo lo que tenga que ver con el exterior. Estas personas se encierran en casa para estar a salvo, no quieren salir de su “caverna” por miedo. La metáfora va perfecta para este caso, Merlí le explica esta Alegoría de Platón, para que pueda salir y relacionarse con el exterior. “Yo te sacaré de la caverna”. Buena forma de enseñanza, ¿no creéis?
Lo explica de maravilla.
Los peripatéticos de Aristóteles – Caminar y pensar
Otra de las reflexiones del capítulo 1, fue la alusión a la Escuela Peripatética de Aristóteles, un círculo filosófico de la Grecia antigua. La Escuela Peripatética tenía un jardín por el cual, según cuenta la tradición, Aristóteles paseaba con sus discípulos mientras leía y les daba clase.
En el primer capítulo de Merlí, se cuenta la historia de esta Escuela y tiene también concordancia con otra parte de la película “El club de los poetas muertos”, cuando Robin Williams saca a sus alumnos de clase y los lleva a pasear al jardín. Les quería explicar que cada uno en la vida tiene que elegir su propio camino, su propia forma de andar, tener personalidad, y dejar de seguir a las masas.
Una curiosidad filosófica con múltiples variantes, ya que Merlí en lugar del jardín, les lleva a la cocina del instituto, les pide que anden alrededor de los fogones y encimeras, en este caso para que en sus clases aprendieran a ser “animales racionales” y en el resto de clases siguieran siendo animales. Porque pensar y caminar al mismo tiempo, también es posible. Aun así, el montaje y la forma de contarlo es muy parecida. ¡Y eso me gusta!
A partir del 2:07 empieza la escena.
Una serie necesaria en los tiempos que corren, que se debería impulsar en las escuelas e institutos. Porque como bien dice Merlí “No levantáis el culo de la silla si no es porque os han cogido el móvil”. Esta serie sí que pone en jaque a aquellos que niegan que la televisión es cultura. Sí puede ser cultura si ofrecen contenido y ficción de este tipo. A ver si continúa igual de bien y enseñando a la gente a pensar, que falta hace.
Los alumnos y profesores
En cuanto a las subtramas y problemas de los alumnos o profesores, quizá sucede un poco como la ya conocida ‘Física o Química‘, pero Merlí está mucho más normalizada. Es más limpia, por así decirlo. Hay líos entre profesores, líos entre alumnos, pero lo normal… El resto de profesores odian a Merlí por acercarse más a los alumnos y hacer piña con ellos, en lugar de con los profesores. Esa tensión se refleja desde el minuto 1. Recordad que en ‘Los poetas muertos‘, también ocurría lo mismo. El profesor Keating (Robin Williams) no encajaba bien entre el claustro de profesores por ir bastante en contra del sistema establecido, como aquí ocurre con Merlí.
Dentro de los alumnos, el personaje más destacado es Bruno Bergeron, que casualmente es el hijo de Merlí, y esto levanta esperezas entre ellos, sobretodo en Bruno, que ve como esta situación le puede afectar en clase al ser ‘el hijo del profe’.
Bruno esconde un secreto, que ya desde el primer capítulo se sabe. Va a clases de danza y quizá ese amaneramiento que también presenta en la serie, sea un problema futuro al ser descubierto. Su padre Merlí, no sabe nada al respecto, pero no es tonto y tampoco va a permitir que esto lo vea como un problema, porque no lo es. ¡El amor es libre!
Una serie en la que continuamente se dan lecciones con cierto trasfondo social, político o educativo. ¡A mí ya me ha calado! ¿Y a vosotros?