Ayer, primer domingo de mayo, se estrenó la tercera temporada de Penny Dreadful, y como llevamos ya mucho tiempo sin hablar de ella, vamos a refrescarte la memoria repasando cómo quedó la cosa en la segunda temporada y para ello, por supuesto, vamos a hacer una crítica de ésta.
Si nunca has visto Penny Dreadful deberías pensar muy seriamente el darle una oportunidad, y si quieres saber de qué va puedes leer el primer artículo que le dedicamos AQUÍ.
¡ALERTA SPOILER SEGUNDA TEMPORADA!
Si de la primera temporada decíamos que se centraba mucho en Vanessa Ives (Eva Green), ahora podemos anunciarlo sin ningún complejo; Penny Dreadful es Vanessa Ives, y las demas tramas son moscas merodeando por ahí. Moscas que se quedarán atrapadas en la telaranya que conecta todo en la serie, por eso el final de la segunda temporada quedó tan bien cerrado y fue tan genial. Esta vez han sabido ligarlo todo mejor, dar más interés a personajes que tenían potencial y eliminar a los que no aportaban nada…pero vamos por partes.
¿Qué tiene el alma de Vanessa Ives?
Que Vanessa Ives es la pobre a la que le ha tocado un amante no correspondido obsesivo y maligno ya lo sabíamos, lo que nos ha venido de nuevo esta temporada es que todas las profecías, todo el status quo en el que vive este inframundo de criaturas satánicas ha pasado de esa manera por ella; para que el diablo pueda poseer su alma y hacerla su pareja por los siglos de los siglos. Pero más allá de eso, a nuestro protagonista esta vez le han añadido más capas, y ha sufrido una evolución radical que hemos podido ver a través de flashbacks y los últimos sucesos; empezó siendo una aprendiz de una bruja a la que admiraba y ha terminado siendo más poderosa que las súbditas del maligno. Y lo más importante, ha decidido dejar de creer en su Dios, para caminar sola por la oscuridad que le espera.
La relación entre ella y Malcolm ya la conocíamos; fue muy importante en la primera temporada teniendo como conexión a la hija de éste, Mina. En esta segunda temporada Vanessa ha tenido poco que ver con Dorian Gray, que tanto la fascinaba en la primera temporada, y ha hecho una nueva amistad que le da mucho sabor a la ironia oscura de la serie; John Clare. La creación de Frankenstein y Vanessa son de esos exrtaños a los que confías el secreto de tu existencia porque no tienen nada que ver con tu círculo, cuando en realidad tienen mucho en común. Ahora, como aquél que dice, Vanessa conoce los pecados de todo el mundo, incluso los que no le han sido confiados a ella directamente. De hecho, esta amistad le ha dado mucho al personaje de John Clare, pues le ha otorgado eso que tanto ansía; humanidad. Con su trama en el museo y su intento de convertirlo en una atracción por parte de los dueños de éste, hemos redescubierto la moraleja de la historia de Frankenstein ¿Quién es más monstruo; esta criatura devuelta a la vida o los humanos?
Otra de las relaciones que han añadido una capa de interés a Vanessa ha sido la que ha compartido con Ethan Chandler. Una amistad fuerte que se atrae por el mero hecho de compartir tormento. Ethan está maldito igual que Vanessa, y por mucho que se deseen hay mucha oscuridad alrededor de los dos. Fue extraordinario el momento en el que sentimos esa tensión que hay entre ellos, enmedio de la tormenta que casi tira abajo la cabaña de la bruja. Y fue muy lapidánte el discurso que ella le dió a él, pidiéndole que compartieran el peso de la cruz que llevaban los dos encima. Poco sirvió, porque Ethan creyó que una relación entre los dos sería demasiado peligrosa.
Un rival inmejorable…¿?
La Sra. Poole o como queráis llamarla, ha sido un rival de esos que quedan en nuestras retinas. Por sabiduría, por pocos escrúpulos o por el control de las artes oscuras, en todo momento nos ha dado más miedito que cualquier otra criatura. A pesar de todo el mal que ya viene dado por nuestros protagonistas (que ya va de eso la serie), ella ha sabido mostrarse poderosa hasta ese último momento en el que Vanessa ha derrotado, esta vez, al mal. Ahora bien, la que nos espera esta tercera temporada es su hija, Hecate Poole que, a pesar de no ser tan sabia ni tan veterana en las artes diabólicas, es muchísimo más sádica que su madre. Hasta ahora ha sido más bien torpe, pero tiene un potencial que yo no subertimaría. Pronto lo veremos.
Que hayamos conocido al diablo a través de una muñeca hecha a imagen y semejanza de Vanessa y que habla con su misma voz creo que ha sido un acierto. Ya lo comenté en su día; más vale insinuar que mostrar, sobretodo si estamos jugando con el miedo. Y tiene sentido; el diablo está en Vanessa y su peor pesadilla de la infancia son las muñecas (y de la nuestra, seamos sinceros).
¿Qué significa el momento final en el que un escorpión se posa en la mano de Vanessa y se le mete en la piel? Creo que este gesto es para nuestra libre interpretación. Lo que creo yo; Vanessa, después de este encuentro contra el mal, se ha quedado un trozo de él. Ya lo sabíamos porque ya se lo dijo su maestra; cada vez que hables el Verbis Diablo vas a estar más cerca del demonio. Pero ¿no es esta la esencia de Vanessa? ¿Seria ella si no estuviera un poco tocada por el diablo? Recordemos que es ella el “pequeño escorpión”.
Frankenstein consumido por el amor y Dorian repleto de felicidad inmortal
Lily ha sido el personaje “nuevo” que ha aportado muchas cosas que antes no tenía la serie, y que ha hecho a varios de sus personajes sentir muchas cosas. Despiadada y poderosa, Lily quiere hacer algo que en su anterior vida no ha hecho; dominar a los hombres. Sí, todas las mujeres de la serie son así, y por eso nos gusta tanto. Pero Lily es diferente; no tiene piedad ni escrúpulos, y quiere hacer sufrir tanto como le han hecho sufrir a ella. Por eso el personaje de Frankenstein ha dado un giro, terminando con una adicción a la droga y a sentir algo que nunca se le había mostrado; la necesidad de otro, el calor, el afecto y la pasión. Esta vez Frankenstein se ha sentado en el trono de los personajes atormentados (aunque en Penny Dreadful todos han pasado por ahí).
La trama de Dorian ha sido más bien sosa hasta los dos últimos capítulos. De hecho, no era necesaria toda esa parafernalia que hemos visto con Angelique; el final no nos ha sorprendido y tanta finura y pretensión se nos han hecho lentas. Además, el famoso cuadro, que define la maldad de Dorian y que hemos podido ver unos segundos esta temporada, no es para nada impresionante. Recuerdo que me dio más miedo la ilustración de mi libro del colegio. Vamos, un chasco.
Eso sí, han sabido arreglarlo uniéndolo a Lily, con ese baile final en el que los dos, vestidos de blanco y chorreando sangre, saben el poder que tiene su inmortalidad y el mal que pueden llegar a propagar. Esta pareja será interesante en la próxima temporada.
Sembene tenía que morir
Sí, ya lo sabíamos. Hasta ahora había sido un personaje que nada tenía que ver con los demás; ni tormento, ni interés, ni pasado ni tramas propias. Todas las tramas podrían haber funcionado sin Sembene, y aunque sentíamos simpatía por él y por su misterioso silencio, a la hora de la verdad nos daba igual. Para arrebatarnoslo han sabido plantar algo con lo que hacernos sentir, como poco, frustración; su amistad con Chandler. Él fue el primero que supo de su secreto y fue el que se sacrificó después de darse cuenta de lo necesario que era para proteger a Vanessa (aunque ahora, después de entregarse por los crímenes que cerraron la primera temporada, a Chandler lo han mandado derecho a casa; el último sitio al que quiere ir). Sembene ha muerto con honor, pero a la vez no nos ha causado un tremendo dolor.
¿Qué hay que esperar de la tercera temporada? Mucho más jaleo y más conexiones entre las tramas. Vamos, que no te lo puedes perder.