Antes de nada, debo puntualizar que no he leído la obra, por lo que no puedo valorar la película como una adaptación ni el nivel de fidelidad a la narrativa y la estética de la versión literaria.
La película
Una vez dicho esto, Macbeth, dirigida por el australiano Justin Kurzel, es un drama de época notablemente realizado. Lo que más cabria destacar de este filme es su espectacular ambientación y la sombría fotografía, reflejos de una época oscura y fría, una edad media donde la dura supervivencia era la más cruda de las realidades.
La fotografía
El encargado de la hipnótica fotografía es el también australiano Adam Arkapaw, reconocido por sus trabajos televisivos en Top of the Lake y True Detective , por los que ganó dos merecidos Emmys técnicos. En el mundo del celuloide ha dejado su característica y oscura firma en películas australianas como Animal Kingdom (2010), Snowtown (2011) y Lore (2012). Esta es su primera incursión en el cine fuera de su país, y espero de corazón que catapulte su carrera y podamos disfrutar de su trabajo con más frecuencia.
La historia
La tragedia shakespeariana narra el relato de vida de Macbeth, el que fue un rey de Escocia entre los años 1040 y 1057. En la versión ficticia imaginada por el escritor británico, el protagonista es un noble escocés que, tras una victoria bélica que le brinda el beneplácito de su monarca, se topa con unas extrañas brujas (seres de corporeidad mortal de un misticismo un tanto terrorífico) que le susurran tres predicciones en prosa antigua, la última de les cuales llevará a Macbeth a una intensa y malograda obsesión: su inevitable destino es convertirse en el siguiente monarca del reino.
El filme se centra en el proceso psicológico de Macbeth y su ambiciosa esposa, interpretados por unos pletóricos Michael Fassbender y Marion Cotillard. La pareja centrará sus esfuerzos en convertir la misteriosa predicción en una realidad, y de este modo conseguir convertirse en los gobernantes del frío reino de Escocia.
Como un Scarface de capa y espada, observamos la subida y la caída de la figura del guerrero convertido en tirano: des de la escalada para encumbrar el trono (a raíz de un sangriento y “oportuno” regicidio) hasta la fractura moral de los dos protagonistas, que conviven su inevitable camino hacia la locura con un temor teñido de ferviente odio por parte de sus súbditos.
La única pega
La única pega: sus diálogos en un inglés antiguo (de seguro muy fieles a la obra teatral) ayudaban a la ambientación pero enturbiaban un poco mi seguimiento de la trama. Pero que ello no os impida degustar esta lección de buen cine y de su pictórica fotografía; la que espero, como hizo en mi, os despierte gran respeto y admiración por el maestro Arkapaw.