Sara Herranz ha publicado su primer libro de ilustraciones este año 2015, y su estilo minimalista junto con sus frases amargamente bonitas nos ha enamorado a todos. Hace un par de semanas fui a una librería a cotillearlo, elegí algunas páginas al azar, en las que me reconocía extrañamente bien. Y entonces lo supe, todas somos las chicas de Sara Herranz ¿Por qué? Por que sus historias son mundanas, crudas y hablan del amor y del desamor. A parte de ver a mucha gente manosear varios ejemplares de ese libro, me lo acabé llevando a casa y lo repaso siempre que quiero reconocerme en él. El libro se titula TODO LO QUE (NUNCA) TE DIJE LO GUARDO AQUÍ.
Cuenta la historia de una joven que encuentra y desencuentra al amor de su vida. Que huye de sentir mariposas en el estómago y que se “arrima a la barba que más calienta”. Es una historia de melancolía y, si me apuras, de destrucción y reconstrucción de una persona. Es la tragedia del enamorado, y Sara Herranz nos la cuenta de un modo muy íntimo.
“Para lo poco que me gustas, no sé a qué vienen estas ganas tontas de volver a verte”
Habla de Madrid, de la soledad, de la juventud y de las ganas de querer (a la persona equivocada…o no). Pero sobre todo habla de la pasión y la intensidad de unos sentimientos que se encienden como una mecha. Habla también de abandono y de depresión. Pero no es una historia triste, es una historia de esas que todos tenemos y marcan un poco nuestra manera de ser y, sobre todo, de sobrevivir a las circunstancias.
“Tú y yo, pero sin ser todavía nosotros. Y sé que no es cierto. Sé que no es por conquistarme. Que no soy un juego. Son tus manos fuertes que me hacen sentir a salvo y a la vez me controlan. Me derriten. Me divierten. Comienza a nevar y el mundo no parece tan malo. Solo quiero despertarme de la siesta dentro de ti y no salir en una semana, dos semanas, cuatro semanas…”
Plagados de barbudos y de labios rojos, los dibujos de Sara Herranz han seducido ya a muchos. A mí me ha ganado con la melancolía de sus ojos, esos ojos que miran, junto con esas palabras que llenan de significados ambiguos y claros los mensajes de cada una de sus páginas. Hay un dibujo en especial, que me removió por dentro.
“Somos demasiado jóvenes para estar tristes”
¿No es acaso la juventud la época en la que las emociones se sienten más fuertes? ¿Y no es cierto que la tristeza es también una emoción? Sara también habla de eso. De esta época extraña en la que todo nos hace tocar el cielo con la punta de los dedos, o nos hace enterrarnos en un pozo bien profundo. Porque somos una bomba de emociones que se mueren por explotar dentro de nosotros. Porque nuestros principios son los más fuertes pero a la vez tan volátiles como una florecilla.
“Cuando ya no escriba sobre cómo me solías amar. Cuando deje de trasnochar y mi vida tenga horarios. Hipotecas. Cuando ya no tenga tiempo para leer, para emborracharme un martes. Un miércoles. Un Jueves. Cuando deje de bailar desnuda cuando llego a casa. Cuando esta Sara muera como murieron las otras, entonces me habré hecho mayor”
En algún lugar de Internet he leído otra frase de Herranz que decía “Yo antes me enamoraba fácilmente. Luego cumplí 24, me volví una cínica, y empecé a dibujar”, y este pequeño gran libro de ilustraciones y pensamientos en voz alta es, para mí, un poco de esto. La autora dice que hay mucho de ella misma en sus historias, así que no deja de ser el proyecto más personal que ha llevado a cabo hasta la fecha. Querámoslo y apreciémoslo con cariño, por que merece la pena.
Y si me lo permitís, os recomendaré la banda sonora perfecta para disfrutarlo.