El título original de Final Cut: Ladies and Gentlemen es Final Cut: Hölgyeim és Uraim. Es una película húngara del año 2012, dirigida por el joven György Pálfy (“Taxidermia”, “Hukkle”) que por falta de recursos en su país se lanzó a la piscina e hizo algo que nunca nadie había hecho: “reciclar” fragmentos de otras películas mundialmente conocidas y mediante el collage, la repetición y el corte en movimiento crear una obra maestra del celuloide. Es un homenaje al cine y al amor, que todo amante del 7º arte (en el cual me incluyo) disfruta desde su inicio hasta el final.
Es una historia de amor entre un hombre y una mujer, una historia que todos hemos visto miles de veces en el cine, y Pálfy ha recuperado todos esos momentos y los ha fusionado en una sola cinta para construir de manera inteligente una reflexión sobre los mecanismos que utiliza el cine a la hora de contar historias, es decir, sobre la propia esencia creativa, los estereotipos y las recurrencias visuales y narrativas a las que estamos acostumbrados. Un lenguaje cinematográfico universal que se ha creado a lo largo de los años, y Pálfy en modo de collage, nos lo muestra en forma de homenaje cinematográfico.
Su cualidad más destacada no es la historia en sí, sino la forma en la que está montada y construida, ya que el film está hecho con escenas y fragmentos de 500 películas de todas las épocas y nacionalidades. Se puede ver en el mismo papel protagonista a Jack Nicholson, Woody Allen, Leonardo Dicaprio o Brad Pitt, y lo mismo ocurre con el papel femenino, en el cual podemos ver a Audrey Hepburn, Ingrid Bergman, Meryl Streep o la mismísima Carmen Maura. (Seguro que Carmen Maura ni en sus mejores sueños se vería con Audrey Hepburn o Brad Pitt en una misma película). Es una suma de personajes que conforman un estereotipo del “hombre/mujer enamorado/a”, por tanto el personaje no tiene nombre en la película ya que son muchos quienes le dan vida. Una cinta de lo más atípica a la vez que fascinante. En este vídeo podéis disfrutar de una de las mejores secuencias de la película; El momento del baile, en el cual se puede ver a Charles Chaplin o John Travolta bailando al ritmo de “Disco Inferno” de The Trammps. Una auténtica locura.
Es un trabajo totalmente artesanal y cuidadoso de edición y continuidad que realmente cautiva y emociona por partes iguales. Y lo divertido que es intentar adivinar y descubrir de qué película se trata, es como un juego de niños. Es una película que se exhibe únicamente en Universidades y Festivales, ya que debido a derechos de autor nunca pasó por las salas de cine. (Una pena).
Una de las características a destacar del montaje es la repetición de diferentes fragmentos para ofrecer esa continuidad que necesita el film (y esa recurrencia visual que Pálfy critica). Una labor brillante y ciertamente complicada, en la que cabe destacar el gran trabajo del equipo de documentación y edición, ya que revisar más de 500 películas y elegir el fragmento/escena adecuado para poder unirlos y crear continuidad y sentido no es moco de pavo. Aquí podéis ver 6 planos muy similares de 6 películas diferentes. El mítico plano frontal del cine clásico en el cual dos personajes (siempre hombre y mujer) charlan dentro del coche mientras uno de ellos conduce ¿Reconocéis todos los personajes y fragmentos?
Otra de las curiosidades más destacables, es la incorporación de escenas de películas de animación que le dan esa viveza y contraste de colores al montaje, ya que la mayoría de fragmentos pertenecen al cine clásico y son en blanco y negro, ver un avatar, un fragmento de anime japonés o “la mujer elástica” de los Increíbles, hace que disfrutes mucho más de la película. Todo cobra sentido mediante el montaje, y esta obra es la evidencia de que se puede seguir innovando y redescubriendo multitud de posibilidades mediante el collage y el amor por el cine.
Una obra maestra de György Pálfy que no podéis perderos por nada del mundo. Aquí tenéis el trailer oficial.