Esta semana se ha celebrado en Lausanne, en Suiza, uno de los concursos más importantes de ballet clásico del mundo para jóvenes bailarines, el Prix de Lausanne. 67 bailarines de varios puntos del planeta han convivido y competido durante esta semana para ser los 20 finalistas de esta 43 edición del certamen.
Es un certamen único y que para los jóvenes bailarines puede llegar a ser la puerta de entrada al mundo profesional, o a continuar su formación al más alto nivel ya que hay más de 63 escuelas y compañías asociadas en el Prix de Laussane que otorgan becas a los finalistas con mayor potencial. Aunque todos los que no fueron seleccionados para la ronda final tuvieron la oportunidad de conocer y charlar en una reunión informal con los principales directores de las mejores escuelas y compañías del planeta. Sin duda, toda una oportunidad para los jóvenes bailarines. Todos los participantes al Prix han accedido a través de superar una audición o la preselección llevada a cabo en Dresden, Alemania.
El Prix de Lausane empezó a tomar forma la primavera de 1972 de la mano Philippe Braunschweig, su mujer Elivire, y Rosella Hightower, que proponía lanzar la primera competición para jóvenes bailarines en 193. Maurice Béjart y Rosella Hightower ofrecieron desde el principio una beca en sus respectivas escuelas, en el Mudra de Bruselas y en el Centre International de Dansa de Cannes. Para que el evento tuviera credibilidad debían tener un tercer pilar de referencia que consiguieron con Michael Wood, director por aquel entonces del Royal Ballet School. La primera edición del concurso se celebró del 19 al 21 de enero de 1973 en el “Théatre municipal de Laussanne” con entradas agoradas y un gran éxito. A lo largo de estos 43 años de existencia, se ha convertido en uno de los certámenes para jóvenes talentos de la danza de referencia mundial.
Sin duda una experiencia única y una oportunidad para todos los seleccionados de dar rienda suelta a su talento y ser vistos por los mejores ojos posibles, la de los directores de las mejores escuelas y compañías de todo el mundo.
Este año cómo novedad y con gran alegría por parte de todos los amantes de la danza, se ha podido disfrutar del Prix de Lausanne en su integridad desde la comodidad del sofá de nuestras casas ya que se ha emitido vía streaming. Una gran oportunidad para disfrutar del talento de estos jóvenes que un día no muy lejano estarán bailando por los grandes teatros de todo el mundo.
No siempre hemos contado con representación española en el concurso. En esta edición si tuvimos nuestra representación española de la mano de Nerea Barrondo, que sigue cursando su formación en el Bolshoi Ballet Academy de Moscú. Y no ha sido la única. En la edición anterior, dos españoles, David Navarro Yudes (de Badalona y formado en Princess Grace Academy) que ganó el premio especial del público y una beca de aprendiz con el Royal Ballet de Londres, y Daniel Domenech, que aunque no llegó a la final realizó una gran actuación. Formado en Madrid, actualmente tiene contrato de aprendiz en la San Francisco Ballet School. Así cómo en 2012 que participaron Sonia Vinograd, formada en el Conservatori Superior de Dansa – Institut del Teatre de Barcelona, que consiguió una beca de aprendiz; y Anna Casasola, graduada del English National Ballet School, que hizo una grandísima actuación.
El Prix de Lausanne es un certamen de referencia en el mundo de la danza y sin duda una gran oportunidad para los afortunados seleccionados para demostrar su valía, su talento y conseguir un billete dirección el mundo profesional, que es quizá, de todos los muros que un bailarín tiene que saltar desde el inicio, quizá el más difícil y definitivo.
¡Enhorabuena a todos los ganadores, finalistas y participantes!
Fotografías de Gregory Batardon.